24.11.12
14.11.12
Día mundial de la diabetes
La mayoría de los testimonios
suelen ser de personas mayores, pocas veces se les da voz a los niños, víctimas
también de esta condición crónica. Las dependencias sanitarias acostumbran
pasar por alto la distinción entre diabetes tipo 1 y tipo 2, enarbolando una
retórica que busca ser de prevención pero termina siendo de culpa: obesidad,
sedentarismo, mala alimentación. K. no tuvo tiempo siquiera de llevar malos
hábitos, como muchos otros niños y adolescentes, apenas si tuvo tiempo de nada,
antes de los 2 años ya había “debutado”.
Me gusta visitar con ella el sitio YouTube, donde abundan
vídeos que suben familias de niños valientes, filmados mientras explican su
rutina de medición de glucosa, se preparan la inyección de insulina, se la
colocan ellos mismos, narran sus pequeñas grandes vidas, su plan de comidas,
sus actividades, sus nombres…
K. se inyecta sola desde hace tiempo, a falta de pasteles y
dulces, adora el pepino y la jícama. Su cumpleaños está cerca. Cada año su
piñata va preñada de golosinas sin azúcar, que llueven igual que desde
cualquier piñata rota. Sigue siendo, como siempre, ejemplo y modelo. Valgan
estas líneas como reconocimiento a todos esos niños valerosos, estoicos, a las
familias que los arropan, que los vigilan, que celebran sus vidas. A los médicos, y a los científicos dedicados a
desentrañar los misterios de las células beta.